jueves, 8 de abril de 2010

Referentes del pensamiento moderno



Paul Ricoeur




Friedrich Nietzsche



Sigmund Freud


LA TRAYECTORIA LATINOAMERICANA A LA MODERNIDAD*
Por Jorge Larraín

La modernidad, además de sus múltiples dimensiones de contenido,
ha seguido diversas rutas históricas. Jorge Larraín explora en este
trabajo la trayectoria latinoamericana como una forma específica y
diferente de otras.
En contra de la idea de que la modernidad en América Latina consti-
tuye una opción alternativa a nuestra identidad o en conflicto con
ella, el autor sostiene que la travesía latinoamericana hacia la moder-
nidad es simultáneamente parte importante del proceso de construc-
ción de identidad: no se opone a una identidad ya hecha, esencial,
inamovible y constituida para siempre en un pasado premoderno, ni
implica la adquisición de una identidad ajena.


REFLEXIONES SOBRE LA MODERNIDAD E IDENTIDAD LATINOAMERICANA

Por Fabián Gaspar Bustamante Olguín.

Para eso, me gustaría hacer mención al concepto de modernidad, siguiendo la línea de Marshall Bergman , en su texto “Todo lo sólido se desvanece en el aire”, para acercarme al problema de la identidad latinoamericana. Bueno, para Bergman la modernidad lo ve como un proceso dialéctico, es decir, como algo que nos puede llevar a la felicidad, pero que a su vez nos puede llevar a la infelicidad. Yo interpreto esta definición de Marshall Bergman como un “arma de doble filo”, porque si bien la modernidad con su carácter totalizante (que penetra en todas las esferas de la sociedad, ya sea cultural, política, económica y social) nos ha llevado a notable progresos, en donde el ser humano es el centro de este proyecto para lograr su felicidad. Sin embargo, este proyecto también ha llevado a cabo las escenas más tristes y horrendas de nuestra historia.

Marshall Bergman realiza una periodificación de la modernidad, dividiéndola en tres fases: La primera fase va desde el siglo XVI hasta el siglo XVIII. En esta primera fase de la modernidad, no existe una conciencia de que se esté participando en este proyecto de modernidad, en términos más simples, no se percibe aún tal concepto. En la segunda fase que va desde el inicio de la Revolución Francesa en 1789 hasta finales del siglo XIX la situación cambia radicalmente: hay una plena conciencia en un proyecto modernizador de la sociedad, y se lo critica y modifica ampliamente. La tercera fase (ya para terminar el concepto de modernidad según Marshall Bergman) se sitúa en el siglo XX hasta nuestros días, es aquí donde la modernidad ha penetrado en todos los aspectos, y ya no se vive con la intensidad como el de la segunda fase.

¿Podemos hablar de modernidad en América? No completamente, debido a que este concepto, en primer lugar, no es traído por los conquistadores. Y mientras en Europa la identidad implicaba cierto aire de progreso y modernización en América presentó matices muy diferentes, según señala Walter Mañolo, que aparecen principalmente en la etapa poscolonial y que benefician a ciertos grupos sociales hegemónicos, en desmedro de los nativos. Es decir, dentro del proyecto de identidad que se impulsó a partir de los siglos XVIII y XIX no se incuían a todos los habitantes del continente. Como señala Mañolo, pasaba lo siguiente:

“América (…)no es un nombre que llegó a constituir la identificación territorial de la corona española o de los españoles en las Indias Occidentales, sino de la población y de los intelectuales criollos, de ascendencia española y líderes de la independencia durante el siglo XIX, nacidos en América.”